Lo más grave no es cuando la comunicación es fallida de forma evidente, sino cuando uno cree que no necesita mejorar o cambiar su comunicación y esto es una de las cosas que vemos en el curso. Porque uno solo puede comunicar lo que uno es, pero cuando uno aprende que puede cambiar lo que es, automáticamente cambia su comunicación. Y no solo eso, sino que uno aprende que hay muchas maneras de comunicarse.
Decir lo correcto, decirlo de manera correcta, con las palabras correctas, teniendo en cuenta al otro, a ti mismo/a y al entorno, hace posible una comunicación pura y objetiva donde se camina hacia la evolución constante conjunta.
Todo este cambio pasa por un cambio consecuencia de unos clics internos imprescindibles que se trabajan en el curso de forma grupal y, a la vez, individualizada. ¿Y qué es ese cambio? Una comprensión. En el curso tratamos de comprender y pasar a ser comunicadores completos, incluyentes, compasivos.
Si realmente nos importa más la comunicación que tener la razón, toda comunicación se hace conciliadora y evolutiva.
No existe límites para mejorarse a uno mismo, uno puede ser tan bueno en algo como se proponga e incluso, más allá de lo que se proponga.